Los primeros 1.000 días de vida, desde la concepción hasta el segundo cumpleaños del niño, son un momento crucial para una nutrición óptima del bebé. Durante este período, el cuerpo y el cerebro experimentan un rápido crecimiento y desarrollo, por lo que una nutrición adecuada es fundamental para la salud y el bienestar a largo plazo.

Las investigaciones han demostrado que una nutrición inadecuada durante los primeros 1.000 días puede tener consecuencias para toda la vida. La desnutrición durante este período puede provocar retraso en el crecimiento, deterioro cognitivo y un mayor riesgo de enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades cardíacas y obesidad en el futuro.

Una nutrición adecuada durante los primeros 1.000 días es fundamental para el desarrollo del cerebro de un niño. El cerebro experimenta un rápido crecimiento durante este período y la nutrición juega un papel clave para garantizar que el cerebro se desarrolle adecuadamente. Por ejemplo, se ha demostrado que la ingesta adecuada de ácidos grasos omega-3 durante el embarazo y la lactancia favorece el desarrollo del cerebro y mejora la función cognitiva en los niños.

La importancia de la nutrición durante los primeros 1.000 días se extiende más allá del cerebro a todos los aspectos del crecimiento y desarrollo del cuerpo. Varios nutrientes clave son particularmente importantes durante este período crítico.

Echemos un vistazo más de cerca a algunos de estos nutrientes, a la información nutricional específica de los alimentos para bebés y a su importancia:

Proteína

La proteína es un macronutriente esencial para el crecimiento y la reparación/recrecimiento del tejido. Durante los primeros 1000 días, la ingesta adecuada de proteínas es fundamental para el crecimiento y desarrollo fetal. La proteína es necesaria para la formación de tejido nuevo, incluidos músculos, órganos y huesos. Más que eso, la proteína también es clave para el desarrollo del sistema inmunológico del cuerpo y la producción de enzimas y hormonas.

Hierro

Al igual que con otros nutrientes, el hierro juega un papel crucial en el desarrollo y producción de hemoglobina, una proteína de los glóbulos rojos que transporta oxígeno por todo el cuerpo. El hierro también es esencial para el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso.

folato

Más comúnmente conocido como B9, el folato es una vitamina soluble en agua importante para muchas de las funciones del cuerpo, incluida la producción de ADN/ARN. En los primeros 1.000 días, el folato es de particular importancia para el desarrollo fetal, especialmente para el desarrollo del tubo neural, que eventualmente se convierte en el cerebro y la médula espinal del bebé.

Calcio

El calcio, un mineral esencial, desempeña un papel fundamental en el desarrollo de huesos y dientes sanos. A lo largo de la infancia y hasta la edad adulta temprana, los huesos pasan por un proceso de crecimiento y remodelación; tener una cantidad adecuada de calcio durante este período es importante para garantizar que los huesos se desarrollen adecuadamente y ayudar a prevenir el desarrollo de osteoporosis en el futuro.

Vitamina D

También conocida como la “vitamina del sol” porque nuestro cuerpo puede producir esta vitamina con cierta exposición al sol. La vitamina D ayuda al cuerpo a absorber el calcio y el fósforo, siendo ambos esenciales para el crecimiento y desarrollo de los huesos.

Es importante señalar que las necesidades nutricionales de un niño durante los primeros 1.000 días varían dependiendo de su edad y etapa de desarrollo. Por ejemplo, los bebés necesitan mayores cantidades de grasas y carbohidratos para favorecer un crecimiento rápido, mientras que los niños pequeños necesitan más fibra para favorecer una digestión saludable.

Además de los nutrientes mencionados anteriormente, los primeros 1.000 días también son ese período de desarrollo donde comienzan los hábitos alimentarios saludables.

Exponer a los niños a una variedad de alimentos saludables durante este período puede ayudar a establecer patrones de alimentación saludables que pueden durar toda la vida. Es importante ofrecer una variedad de alimentos, incluidas frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables, y limitar la exposición a alimentos azucarados, salados y procesados.

En Kekoa Foods hemos llegado a comprender que una nutrición inadecuada durante este período puede tener numerosas consecuencias para toda la vida, incluido un retraso en el crecimiento, deterioro cognitivo y un mayor riesgo de enfermedades crónicas.

Es por eso que enfocamos nuestros alimentos para bebés y niños pequeños en recetas nutritivas, que expanden el paladar, llenas de sabor y repletas de muchos de los nutrientes que un niño necesita para su crecimiento y desarrollo y para desarrollar hábitos alimentarios saludables desde una edad temprana.

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